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10 febrero 2021
De los calcetines a las máscaras - Editorial del mailing de mayo de 2020
Queridos amigos, queridos clientes,
Retomamos nuestra pluma en esta Francia enmascarada. Lejos del carnaval de Venecia o de los bailes de María Antonieta, nuestras máscaras nunca han sido tan pesadas de llevar. Queremos rendir homenaje al difunto Mario Bresciani, fundador de Bresciani, a quien tuvimos la suerte de conocer en dos ocasiones. Creó una empresa de renombre mundial y, sobre todo, dejó una familia extraordinaria con la que estamos encantados de trabajar.
Estamos en mayo y seguimos sin hacer lo que nos gustaría: el virus sigue haciendo estragos. Hizo que nuestras ventas cayeran un 50% al principio del periodo de contención, pero ya se están recuperando. Así que no tenemos nada que envidiar ni nada que compadecer. Y el cierre temporal de los talleres italianos no nos ha penalizado, ya que a pesar de las recomendaciones de nuestro contable año tras año, siempre nos ha gustado tener inventarios bien surtidos.
La tienda acaba de reabrir.
Intentamos establecer un protocolo lo más estricto posible, sobre todo porque nuestra actividad se presta a ello: - nuestra tienda es grande y tenemos más metros cuadrados que clientes a la vez. El distanciamiento ya era la norma.
- Disponemos de gel hidroalcohólico. Utilícelo generosamente, es un sustituto temporal del café: no sabe tan bien, pero no mancha tanto.
- A partir de hoy, en la boutique se ofrecerá a todos los clientes una mascarilla de algodón tejida en casa. Gracias a nuestra máquina, de cuya versatilidad no teníamos ni idea, esperamos convertirnos en el mayor productor de mascarillas de París: ¡más de 1.000 a la semana! Se puede añadir un filtro en el interior, porque la mascarilla es tubular como un calcetín. Nunca antes nos habíamos burlado tanto de la enfermedad.
Por último, el encierro ha sido la ocasión de hacer algunos cambios para mejorar la navegación en el sitio. No dude en hacernos llegar su opinión, ¡nos encantará conocerla!
Hasta pronto, Jacques y Vincent
Retomamos nuestra pluma en esta Francia enmascarada. Lejos del carnaval de Venecia o de los bailes de María Antonieta, nuestras máscaras nunca han sido tan pesadas de llevar. Queremos rendir homenaje al difunto Mario Bresciani, fundador de Bresciani, a quien tuvimos la suerte de conocer en dos ocasiones. Creó una empresa de renombre mundial y, sobre todo, dejó una familia extraordinaria con la que estamos encantados de trabajar.
Estamos en mayo y seguimos sin hacer lo que nos gustaría: el virus sigue haciendo estragos. Hizo que nuestras ventas cayeran un 50% al principio del periodo de contención, pero ya se están recuperando. Así que no tenemos nada que envidiar ni nada que compadecer. Y el cierre temporal de los talleres italianos no nos ha penalizado, ya que a pesar de las recomendaciones de nuestro contable año tras año, siempre nos ha gustado tener inventarios bien surtidos.
La tienda acaba de reabrir.
Intentamos establecer un protocolo lo más estricto posible, sobre todo porque nuestra actividad se presta a ello: - nuestra tienda es grande y tenemos más metros cuadrados que clientes a la vez. El distanciamiento ya era la norma.
- Disponemos de gel hidroalcohólico. Utilícelo generosamente, es un sustituto temporal del café: no sabe tan bien, pero no mancha tanto.
- A partir de hoy, en la boutique se ofrecerá a todos los clientes una mascarilla de algodón tejida en casa. Gracias a nuestra máquina, de cuya versatilidad no teníamos ni idea, esperamos convertirnos en el mayor productor de mascarillas de París: ¡más de 1.000 a la semana! Se puede añadir un filtro en el interior, porque la mascarilla es tubular como un calcetín. Nunca antes nos habíamos burlado tanto de la enfermedad.
Por último, el encierro ha sido la ocasión de hacer algunos cambios para mejorar la navegación en el sitio. No dude en hacernos llegar su opinión, ¡nos encantará conocerla!
Hasta pronto, Jacques y Vincent
